Hola!
Por acá (Uruguay) estamos viviendo la semana más fría en lo que va del año.
Justo ayer miércoles tuve que venir a Montevideo por una reunión (de hecho sigo en Montevideo en este momento, escribiendo esto desde un hotel)
La mayoría de las veces que vengo solo suelo venir en autobús (aka ómnibus) porque es más cómodo y económico.
Claro… a las 5:40 AM de ayer con -1 grado de sensación térmica iba caminando hacia la parada en el medio de la noche.
Pasé frío como hacía tiempo que no pasaba, y eso es bueno.
Es bueno porque no vivo en la calle y no suelo pasar tanto frío por lo que me terminé acostumbrando a un grado de confort.
Ahora, el hecho de salir cada tanto de ese grado de confort lo puedo ver de dos maneras:
Quejarme porque hace frío.
Agradecer que la mayoría del tiempo no paso frío.
Yo elijo la segunda opción.
De hecho, es algo que los antiguos filósofos estoicos llamaban la «Disconformidad voluntaria»
Por ejemplo recomendaban dormir en el piso cada tanto para valorar el colchón.
No solo te permite valorar lo que tienes, sino también prepararte para un momento de crisis futura.
Me quedé pensando en mi vida cómo he visto mejorar la calidad de vida de la humanidad (en términos de confort) desde mi niñez hasta hoy en día.
Cuando hablamos de mejorar nuestra situación financiera muchas veces pensamos en mejorar nuestra calidad de vida, y eso está bien, pero no dejemos que eso nos haga acostumbrarnos olvidando él estar agradecidos.
Es fácil enfocarse en lo que no tenemos aún y olvidar lo que si tenemos.
Un abrazo
Rodrigo