¿Sabemos dónde estamos parados en momentos donde la coyuntura internacional está pegando duro?
Federico Cedrés nuestro columnista invitado nos cuenta su visión
En una economía globalizada todo se conecta con todo y he aquí un breve ejemplo.
EEUU hace unos pocos días sesionó y dio su apoyo al presidente Obama al aprobar el aumento de su capacidad de emitir deuda con ello evitó una situación que podría resultar histórica para el coloso de América y era la cesación del pago de su deuda.
Superada esa situación y con síntomas de recuperación tomo medidas para ponerse a tiro y convertirse en un mercado de interés para los inversionistas.
Ahora bien, ¿la pregunta que surge es donde se encontraban esos inversionistas que habían perdido el interés en el mercado Americano?, y la respuesta es en gran medida en los países del G20, llamados así entre otros a cuatro grandes, Brasil, Argentina, China, India, Rusia, etc, éste último movido casi únicamente por la extracción de hidrocarburos, los dos anteriores por el aumento en el consumo y producción en escala. En cambio nuestro hermano Brasil con una economía más diversificada está perdiendo poco a poco su fuerza evidenciándose por la pérdida del valor del real frente al dólar.
Allí vemos un hermano mayor con síntomas preocupantes, dediquémonos ahora al hermano del oeste, La Argentina, a modo de resumen podemos decir que pasó de la prohibición de cambiar divisas (denominado cepo cambiario en la vecina orilla), a recientemente al control de cambio de la misma, ¿para que?, para evitar la fuga de capitales, cosa que no ha logrado en su totalidad. Este mix de pérdida de reservas, fuga, falta de inversión, convergen en la última medida tomada por el gobierno de Cristina Fernández y encabezado en materia económica por el ministro Alex Kicillof de liberar el tipo de cambio y dejar que éste se acerque al blue (dólar blue es la moneda que se transa en el mercado secundario). Estas medidas están ocasionando aumento de los precios locales en la vecina orilla, lo que devengará en un aumento de los salarios (con el fin de no perder salario real) y si nuestra nación hermana se sube a ese espiral, tendrá como resultado una devaluación.
Frente a esta situación, ¨nos toca bailar con la más fea¨, los empresarios vecinos hambrientos de la divisa americana ven en sus mercados la posibilidad de hacerse de ella, ¿Cómo?, exportando y recibiendo dólares a cambio. Estas producciones (principalmente de productos de consumo masivo) se realizan a grandes escalas, lo que reduce precios y compite y destrona al producto local. Es posible escuchar informes donde se relevan los productos de las góndolas de los supermercados y en algunos rubros (ej. mayonesa o sopa en sobre) 5 de cada 6 productos son de origen argentino.
Nosotros como sociedad toda, estamos en posición de juez y parte. Escuchamos que se hace difícil para los empresarios Uruguayos competir, podemos prever que luego de esas palabras devienen los despidos, aumento de seguros de desempleo, aumento de trabajo en negro y aumento de subsidios por parte del estado. A su vez somos parte como consumidores ¿cómo?, pudiendo optar por los productos Nacionales, es necesario apostar por la producción local aunque ello nos signifique un leve aumento en nuestro presupuesto, pudiendo contrarrestar levemente con el consumo de frutas y verduras de estación o reduciendo las tarifas del hogar.
Todos nosotros somos participes de la economía y son nuestras decisiones las que cambian el rumbo de la misma, es un buen momento para dar nuestro voto de fe a la producción local para frenar o por lo menos mitigar los perjuicios que en gran medida nos provocan nuestros ¨hermanos mayores¨.
Nota del Cr. Federico Cedrés a quién le agradecemos la atención.