Internet es un mundo donde gana los que polarizan con sus mensajes.
Quienes defienden sus posiciones de manera fundamentalista, inclusive desacreditando la visión de los demás.
Parecería que quién se sitúa en los extremos logra llegar a más personas y convencer más con su mensaje.
El problema que esa forma de ver el mundo se contagia y nos hace menos tolerantes.
El otro día me pasó una muestra de este posicionamiento radical.
Tuve que ir a participar de un panel en la ORT organizado por Equifax sobre educación financiera.
Fui en bus y llegué un par de horas temprano para tener margen, no me gusta llegar tarde a ningún lado.
Dado que tenía tiempo me instalé en un Starbucks, me pedí un café y me puse a trabajar.
Para el uruguayo medio esto de hacer base en un Starbucks es una novedad reciente.
Compras un café que sale más que la media y tenés la oportunidad de quedarte en un lugar agradable trabajando sin que nadie te diga nada.
No viene un mozo cada 15′ a preguntarte si querés algo más mientras añora que abandones la mesa para que otro tome ese lugar.
En ciudades más grandes esta práctica es bastante común y en mi ex-vida de viajero aprendí a hacerlo, al punto que trabajar en cafeterías se transformó una cosa que disfruto, que me genera cierto grado de concentración.
Aclaro, hay cafés mucho mejores que Starbucks, pero por estos lados con esas características, hay pocos.
Cuestión es que subí una foto en redes sociales. Si esa cosa con la que tengo relación amor-odio.
Y enseguida cayeron algunos comentarios nada agradables para mi persona.
«Cómo alguien que habla de finanzas personales va a Stabucks!»
Y vamos con los mensajes radicales…
Para mí, pagar un poco más por un café que me gusta en un lugar que me resulta familiar, seguro y agradable es usar el dinero en mi favor.
Son esas cosas las que me hacen un poco más rico, usar el dinero en pro de mi felicidad.
¿Hubiera ahorrado si me llevaba el café en un termo y me sentaba en una plaza?
Probablemente. Pero no se trata de acumular sin sentido, se trata de usar el dinero en nuestro favor.
Es mucho más fácil pararse en los mensajes radicales de:
«Hay que ser frugal para acumular mucho dinero y así despreocuparse»
o la otra punta
«Hay que ganar muchísimo dinero para luego poder gastar lo que se te canté»
Ni lo uno, ni lo otro, el punto medio
Sin embargo esa visión radical se posiciona y gana adeptos porque es más fácil de trasmitir y explicar.
Todos tenemos el potencial de vivir una vida de riqueza, pero para eso debemos definir qué es la riqueza para nosotros.
No juzguemos a los demás por lo que hacen, pues no sabemos si lo hacen por una necesidad de consumo irracional o porque corren detrás de su concepto de riqueza.
Un abrazo
Rodrigo
