Hoy en día ya está aceptado que no existe un solo tipo de inteligencia, cosa que se creía en el pasado, sino que existen varias Inteligencias. A modo de ejemplo tenemos la inteligencia lógica matemática, la emocional, la lingüística y unas tantas más.
Cada vez es más común hablar de la “inteligencia financiera” que podemos definir como la habilidad para manejar todo lo referente a nuestras finanzas, pero principalmente en el ámbito personal, lo que se conoce como Finanzas Personales.
En otras palabras alguien con inteligencia financiera es una persona que tiene esa habilidad de manejar de forma óptima sus ingresos y egresos de dinero y que logra así alcanzar sus objetivos. Una persona que no sufre estrés por sus finanzas, independiente de su nivel de ingresos.
Es fácil reconocer a una persona que tiene un alto grado de inteligencia financiera, usualmente son personas que cumplen alguna de estas características:
- Saben cuánto dinero tienen y cuánto dinero van a gastar en lo que queda del mes.
- Logran llegar a fin de mes.
- Entienden los productos financieros que ofrecen los bancos.
- Logran construir un presupuesto anual que les permite predecir sus gastos.
- Saben que el dinero es un medio y no un fin.
- No cuentan con deudas de consumo.
- Tienen claro cada uno de sus gastos.
- No compran de forma impulsiva sino de forma reflexiva.
- Logran ahorrar.
- Consiguen incrementar su patrimonio a lo largo de los años.
- Siempre están a la búsqueda de oportunidades de negocios.
- Tienen un fondo de reserva para poder usar ante emergencias.
- Tienen objetivos claramente definidos.
Seguro todos conocemos a personas que en mayor o menor medida tienen estas características y lo interesante es que son transversales a la ocupación o carrera profesional. Podemos encontrar un profesional universitario con honores que carece de Inteligencia Financiera y una abuela que siempre ofició de ama de casa que es brillante en este aspecto.
La buena noticia es que si bien hay gente que parece inteligente financieramente de forma innata, en realidad se basa en un comportamiento aprendido, usualmente trasmitido por nuestros padres o entorno en nuestras primero años de vida.
Es que en la educación formal no se prepara a las personas para interactuar con dinero, cosa que en menor o mayor medida vamos a tener que hacer en nuestra vida adulta. Podemos estudiar contabilidad o finanzas corporativas, hay aspectos que aplican pero en su mayoría no lo hacen.
De a poco van apareciendo en los programas educativos de los colegios aspectos relacionados a las finanzas, pero no desde una visión matemática sino desde una visión holística. Si bien son buenas señales, aún falta mucho por recorrer en este sentido.
Entonces, ¿cómo podemos desarrollar nuestra inteligencia financiera?
Por un lado debemos tener claros ciertos conceptos, cosa que podemos hacer fácilmente si buscamos materiales relacionados a educación financiera.
Muchas veces vamos a tener que desaprender cosas que tenemos arraigadas en nuestra forma de pensar que de alguna forma obstaculizan nuestro desarrollo.
Por ejemplo, es común tener la concepción de que el dinero es “malo”, pero el dinero no es algo que sea bueno o malo en sí mismo, es el uso que le damos lo que define su carácter.
Ahora bien, en el camino de desarrollar nuestra inteligencia financiera 20% es conocimiento, el 80% restante es aplicar ese conocimiento, lo que implica un cambio de hábitos y eso se logra con trabajo y actitud.
Se suele decir que las finanzas personales giran en torno a las personas y no al dinero y es que justamente el desafío está en conocernos a nosotros mismos para tener conciencia plena de que nuestro accionar financiero está asociado con nuestros objetivos vitales.
La motivación está entonces en saber que hay una meta y que nuestro comportamiento nos acerca a ella paso a paso.
Muchas veces el primer error que cometemos es no tener un objetivo más que llegar a fin de mes, por eso un primer paso es hacer el ejercicio de entender cuál es mi objetivo financiero, que puede ser desde conseguir un capital para comprar algo, tener un plan B para la jubilación o salir de esas deudas que me generan angustia.
Entonces, la buena noticia es que podemos desarrollar nuestra inteligencia financiera, cosa que redundará en que dejemos de sufrir stress por dinero y al final nos ayude a ser más felices.
Comencemos a recorrer el camino de cómo ser más inteligentes con nuestras finanzas.
Este artículo fue desarrollado junto con el Banco Itaú y fue publicado por primera vez aquí
1 comentario en «¿Cómo está tu inteligencia financiera?»
Exelente explicación me encantaria saber más para poder ampliar mi negocio