Yo me crié en Shangrilá, a unos 19 Km del centro de Montevideo. En ese entonces, hace unos 30 años no había mucha cosa por la Ciudad de la Costa, y era bien una ciudad dormitorio, la gente iba a dormir y todo el mundo trabajaba en Montevideo.
Estamos hablando de una época donde Giannattasio no era doble vía, donde el super más grande era el Devoto de Shangrilá y donde con cada lluvia todo se inundaba (si, hay cosas que no cambian aún)
Yo fui a la escuela 234, ahí en Venezuela y San Francisco, vivía a unas 2 cuadras mas o menos. Era de los que podía ir caminando, al igual que estaba a 3 cuadras largas de la parada del bus.
De hecho en aquella época cuanto más cerca de «la ruta» estabas más valor tenía una propiedad. Es que Giannattasio era la arteria por excelencia. Todo ómnibus pasaba por ahí.
Hoy las propiedades que están más cerca de la rambla son quizás las más privilegiadas, pero hace 30 años esas casas eran las que estaba lejísimo.
Yo tenía un amigo, compañero de escuela, que vivía cerca de la rambla. Se llama Diego.
Diego era hijo de una familia de laburantes, su papá arrancaba bien temprano y llegaba bien tarde a su casa. Su casa estaba a 2 KM de la parada de ómnibus (me acabo de fijar en el mapa para estar seguro)
Pasados los años y comencé a ir a un liceo en Montevideo, salía a eso de las 7AM y tenía la suerte que la mayoría de los días mi padre me podía llevar en auto.
Recuerdo que un día íbamos en el auto y vimos al papá de Diego caminando hacia la parada… pero no a la parada que le quedaba más cerca de su casa. Estaba yendo a la parada que queda en el KM 18, un kilómetro más lejos de la parada que le quedaba más cerca.
¿Cuál era la razón de que el papá de Diego caminara además de 2 Km para llegar a la parada 1 Km más?
Bueno, la cuestión es que el boleto tiene una diferencia de precio desde el Km 18, es más barato (o lo era en aquella época). Era una diferencia pequeña, al día de hoy imaginemos que era de 2 pesos.
Recuerdo como si fuera hoy que le comenté (en mi facultad de adolescente sabelo todo insoportable) a mi padre algo así: «El Papá de Diego está loco, se viene caminando hasta acá para ahorrar 2 pesos!»
Mi padre frenó y orilló el auto, me miró a los ojos y me dijo algo que recuerdo así:
«Tu no tienes idea el esfuerzo que implica para alguien ganar dinero para mantener una familia. Esos 2 pesos hoy, son 4 pesos por día, 20 a la semana, 80 al mes y 960 al año. Si el papá de Diego camina un kilómetro más en pleno invierno y bajo lluvia para ahorrarlos, ¿Tú piensas que no los necesita?»
Fue una lección de mi padre que me marcó a fuego. No podemos juzgar a nadie. No conocemos su situación, la razón de su accionar, entonces mejor no juzguemos, seguramente nos estemos equivocando.
¿Qué tiene que ver esto con el aumento de la Nafta?
La semana pasada subió el combustible. La Super se fue de $ 50,40 a 54,95. En un tanque de 20 litros no llega a $100 pesos la diferencia en llenar el tanque.
Sin embargo, las estaciones de servicio estaban repletas de autos haciendo fila para cargar combustible previo el aumento, 20′ o 30′ minutos de cola para llenar el tanque.
Lo primero que pensé fue algo similar a este Tweet (que es uno de los tantos similares que hay, nada personal con Sofía)
Filas kilométricas para cargar nafta en las estaciones y pienso… si tenés el tanque por la mitad, te ahorrás 70 pesos aprox, si lo tenés vacío 150 aprox. Todo por única vez. Al uruguayo le encanta hacer filas…
— Sofía Rodríguez (@Sofiarayl) 3 de julio de 2018
Pero después me acordé la historia del Papá de Diego y me di cuenta que no somos quien para juzgar a cada uno de esas personas. Habrá algunas que hacen una hora de cola y después se patinan lo que ahorran en una Coca y habrá quienes realmente necesiten esos $100 para darle de comer a sus hijos. ¿Quién sabe cuál es la realidad de cada uno?
La cuestión al final es no juzgar a los demás.
De todas formas, creo que construir un plan financiero personal es algo que nos blinda de estas situaciones de aumentos de tarifas, lo que pasa es que hacerlo implica esfuerzo y de alguna manera lo evitamos. Por eso es que creé Neurona Financiera, al final quisiera que los papás de Diegos no tengan que caminar un kilómetro más para poder tener un peso más en el bolsillo.